domingo, 30 de enero de 2011

Erasé una vez en África

Érase una vez, en algún perdido lugar del ecuador áfricano...

HUELLAS

Una pareja venía caminando por la sabana, en el oriente de África, mientras nacía la estación de las lluvias. Aquella mujer y aquel hombre todavía se parecían bastante a los monos, la verdad sea dicha, aunque ya andaban erguidos y no tenían rabo.


Un volcán cercano, ahora llamado Sadiman, estaba echando cenizas por la boca. El cenizal guardó los pasos de la pareja, desde aquel tiempo, a través de todos los tiempos. Bajo el manto gris han quedado, intactas, las huellas. Y esos pies nos dicen, ahora, que aquella Eva y aquel Adán venían caminando juntos, cuando a cierta altura ella se detuvo, se desvió y caminó unos pasos por su cuenta. Después, volvió al camino compartido.

Las huellas humanas más antiguas han dejado la marca de una duda.

Algunos añitos han pasado. La duda sigue.



1 comentario:

  1. Hermoso texto, como todos los de Galeano, evocador de todo cuanto pueda llegar a ser el viaje.

    Pero ya que sale el tema de las marcas y las dudas, aprovecho esta entrada para compartir alguna de las muchas que tengo, aunque le reste un tanto el tono poético a vuestra entrada:

    ¿A que altitud media nos vamos a mover durante esos dias? ¿Siempre por encima de los 1000 m? ¿ Que temperaturas cabría esperar a esas altitudes? ¿ realmente tendremos riesgo de picadura de Anopheles en esa zona y en época seca?

    ResponderEliminar