viernes, 10 de junio de 2011

Habari gani?

Tanzania es un país increíblemente diverso y no sólo en manifestaciones geológicas o vida salvaje. Lo es también –sobre todo, diría yo- en gentes. Tiene una extensión de más de 900 mil km2 -o sea, algo menos del doble que el Estado Español-, con unos 37 millones de habitantes. Mucho territorio y una población moderada pero que dista de ser homogénea porque sus mujeres y hombres se distribuyen en más de un centenar de grupos etnolingüísticos diferentes.

Esta diversidad se refleja también a lo largo de nuestro recorrido, donde iremos pasando de un grupo a otro, de una lengua a otra, apenas sin darnos cuenta, salvo cuando veamos a las y los masai, claramente diferenciados al resto por conservar su atuendo tradicional. Pero además de al pueblo masai encontraremos también iraqw, datoga, hadzabe, temi, isenve, gorowa, mbuqwe, ruwa, machame… cada uno con sus propios idiomas, hermanos unos y totalmente ininteligibles entre sí otros.

Semejante mundo de babelia, tan común en tantos lugares del planeta, necesita un vehículo común para la comunicación. El idioma oficial es el inglés, y muchas personas lo hablan, pero la verdadera lengua franca es el swahili o kiswahili.

Esta lengua no sólo se habla en Tanzania, es también oficial en Kenia, Uganda, y la República Democrática del Congo, y está ampliamente difundida en Ruanda, Burundi, sur de Somalia, norte de Malawi, Mozambique y Comores. En total, es la lengua habitual de más de 80 millones de personas. Y dicho así, como de rondón, ya que muchas de estas personas hablan además un idioma propio y, probablemente, dominen también alguno de sus vecinos, nos encontraremos con que cualquier paisano o paisana que nos topemos puede, tranquilamente, hablar tres, cuatro y hasta cinco lenguas diferentes. El kiswahili es una lengua bantú originaria de la costa este ecuatorial africana, la bañada por el Océano Índico. No está claro el lugar exacto de su nacimiento pero es bastante común situarlo en el archipiélago de Zanzíbar, desde donde parece se extendió por influencia de la pujanza comercial y política de su sultanato. Pertenece al grupo de lenguas bantúes, de la familia niger-congo. Es bantú en su gramática pero su léxico ha sido muy influenciado por el inglés, el portugués… y sobre todo por el árabe, debido a las intensas relaciones de todo tipo que, durante siglos, mantuvieron las gentes procedentes de Arabia y las que habitaban estas costas africanas. Digamos como curiosidad, pero curiosidad paradigmática, que la palabra que designa al idioma, swahili, no significa otra cosa que “costa” en el idioma semítico.

Como es lógico, intentar aprender swahili no es tarea de un mes, pero sí al menos podemos aprender cuatro cosas básicas que nos van a ayudar a romper el hielo con la gente arrancando más de una sonrisa. Además, el swahili tiene la ventaja para los hispanohablantes de que la concordancia entre la lengua oral y la escrita es exacta, se lee como se escribe y con un sistema de pronunciación casi idéntico al castellano.

Así que cuando nos encontremos con alguien lo que nos dirá, o le diremos, es habari gani?, a lo que se responde nzuri sana, asante!, o lo que es lo mismo, “¿Qué tal estás?; ¡muy bien, gracias!”. Ellos y ellas son más protocolarios de que lo que somos las y los mzungu, pero nos conocen y nos suelen perdonar que no pasemos media hora preguntándonos por la familia, cómo nos hemos levantado esta mañana y el maravilloso día que hace. Por cierto, mzungu es la o el extranjero blanco; normalmente no tiene connotación peyorativa alguna, pero ya se sabe, siempre depende del tono, la circunstancia…

Una palabra swahili que ha pasado al acervo lingüístico internacional es safari, que para nosotras significa salir a por animales, bien para verlos y fotografiarlos o bien para cazarlos, pero, en realidad, significa simplemente “viaje”; por ello, cuando alguien os diga safari njema!, os está deseando buen viaje. Y otras dos palabras que llevan camino de ello, sobre todo tras haber visto “El rey león” es hakuna matata!, expresión que hay que tenerla siempre en el filo de los labios en un lugar tan impredecible como África, y que es una mezcla entre “no pasa nada”, “no hay problema”, “se feliz, que esto es Tanzania”, “tómate las cosas por el lado bueno” y “peor para ti si te enfadas”. Con esta filosofía, nada es de extrañar que el ritmo sea pole pole, con tranquilidad y despacito que aquí nadie se muere de estrés.

En fin, que si además de estas pinceladas sobre filosofía de vida, queréis practicar algo más, os recomiendo la guía de conversación de la editorial Sua, "Swahili para viajeros", de Christoph Friedrich. Tampoco está nada mal "Suajili para el viajero", de las Guías para conversar de Lonely Planet. Y para meterse un poco más dentro de la lengua, la "Gramática Suahili" de Piet van Pelt, editado por Mundo Negro. Hay más cosas en inglés y otros idiomas pero yo creo que con estos vamos bien.
También tenéis un vocabulario en la Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_suajili
Más: www.ikuska.com/Africa/Lenguas/Kiswahili/viajeros/viajeros.htm#palabras
Y si hay curiosidad por aprender algunas palabras en maa, la lengua masai, aquí os dejo otro enlace: www.ikuska.com/Africa/Lenguas/vocabulario/maasai/index.htm

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